¿Para qué usas tú las cuerdas? Escalada, pesca, seguridad… Estos elementos soportan todo tipo de pesos y desgastes, por lo que es imprescindible prestar atención al mantenimiento de cuerdas para que estas puedan maximizar su vida útil. En este sentido, en Fibercord vamos a desarrollar todo lo que debes saber para llevar un correcto mantenimiento de tus cuerdas. ¡Comenzamos!
Vida útil de una cuerda
La duración efectiva de una cuerda varía significativamente en función de su frecuencia de uso y del nivel de cuidado que reciba, sin importar que sea semiestática o dinámica. De hecho, las cuerdas no son invulnerables y pueden sufrir daños en cualquier momento, lo que podría resultar en la necesidad de retirarlas de uso activo.
Factores como el roce entre cuerdas en un solo mosquetón, la instalación directa en puntos de anclaje sin mosquetones, descensos a alta velocidad que generan desgaste, y el contacto con aristas o puntas son potenciales causas de desperfectos, a menudo imperceptibles a simple vista.
Por lo tanto, la responsabilidad de cuidar y usar las cuerdas recae en personas con formación y experiencia comprobada, que comprendan tanto el funcionamiento como las posibles reacciones de la cuerda en diversas situaciones. En este sentido, algunas causas del deterioro gradual de las cuerdas pueden ser las cargas que se aplican, el contacto con elementos mecánicos, un roce con la roca, etc. Por ello, se debe prestar atención al estado de la cuerda en diferentes momentos de uso, antes y después del trabajo, mediante una revisión manual y visual meticulosa de cada metro de la longitud empleada.
Debido a las propiedades de las fibras sintéticas utilizadas en la fabricación de algunas cuerdas, estas pueden perder sus características con el tiempo, incluso con un almacenamiento adecuado. Es crucial tener en cuenta que el tiempo de almacenamiento no debe superar los 4-5 años antes de su uso. Aunque una cuerda pueda parecer en buen estado y haya sido poco utilizada, su vida útil generalmente se sitúa entre 10 y 12 años desde la fecha de fabricación.
Asimismo, es muy importante mantener las cuerdas alejadas de productos químicos como ácidos, aceites, gasolinas y pinturas, ya que estos pueden debilitar significativamente las fibras. En caso de sospecha de contacto con sustancias perjudiciales, la cuerda debe retirarse de manera preventiva y se debe consultar con el fabricante.
Uso adecuado para el correcto mantenimiento de cuerdas
Para maximizar el uso y la vida útil de una cuerda, es imprescindible seguir estos pasos.
- Es recomendable transportar la cuerda en una bolsa protectora siempre que sea posible, para resguardarla de agentes externos como suciedad, luz solar y humedad, en lugar de dejarla expuesta al plegado en el exterior. Este método no solo prolongará su vida útil, sino que también reducirá el riesgo de que se enrolle.
- Evita someter la cuerda a tensiones máximas durante el trabajo y abstente de recogerla si algún punto entra en contacto con aristas metálicas o rocosas, o si roza superficies rugosas.
- La velocidad excesiva en los descensos puede generar temperaturas elevadas en las superficies mecánicas en contacto con la cuerda, causando fusiones en su funda y provocando rigidez. Los descensores, ascensores y poleas auxiliares generalmente están fabricados en acero inoxidable, un material que conduce el calor y agrava el problema. La solución está en utilizar descensores homologados y seguir técnicas de descenso adecuadas.
- La revisión visual y táctil de la cuerda antes y después de cada uso es imprescindible. Pásala por la mano para asegurarte de que no haya discontinuidades y examina toda la longitud mediante brazadas de medio metro para conformar una circunferencia. Después de este proceso, la cuerda debe colocarse suavemente, sin puntos angulosos. Verifica que la cuerda esté en buen estado, sin fibras rotas (conocidas como flores). Aunque esta operación sea meticulosa, es necesaria en cada uso de la cuerda. Ante cualquier duda sobre su seguridad, la cuerda debe ser sustituida de inmediato.
- Mantén la integridad de la cuerda. Para ello, el almacenamiento adecuado es crucial. Evita la exposición directa a la luz solar, temperaturas extremas y ambientes húmedos. Opta por lugares frescos y secos para su almacenamiento, dando preferencia a enrollarla en lugar de doblarla. Esta práctica ayuda a prevenir pliegues innecesarios que podrían comprometer su durabilidad, asegurando así un rendimiento óptimo en cada uso.
El correcto mantenimiento de cuerdas
Mantener una cuerda en condiciones óptimas requiere de atención a diversos aspectos. Por ejemplo, para eliminar la suciedad de la cuerda, se aconseja cepillarla con cuidado en estado seco, utilizando un cepillo sintético de cerdas suaves. Por otro lado, en situaciones donde la suciedad esté profundamente incrustada, se recomienda lavarla con agua fría y detergente neutro, frotándola con un cepillo sintético. En el caso de optar por la lavadora, aunque no es la opción más recomendable, se debe evitar la centrifugación, ya que puede aumentar el riesgo de que la cuerda se rize.
No obstante, en situaciones en las que la cuerda esté húmeda, ya sea por lavado u otras razones, es crucial secarla tendiéndola a la sombra. Quedando estrictamente prohibido utilizar calor o exponerla a la luz solar durante el proceso de secado. Además, para mantener su integridad a largo plazo, la cuerda debe almacenarse en un lugar fresco, seco y protegido de la luz solar.
Estos cuidados adicionales contribuyen a preservar la calidad de la cuerda y a garantizar su rendimiento seguro en diversas situaciones. No obstante, si continuas con dudas acerca de cómo llevar a cabo el mantenimiento de cuerdas, en Fibercord podemos ayudarte. ¡Contáctanos!